La evolución de la sociedad en el siglo XX siguió, durante sus primeros años, un crecimiento exponencial. En este siglo situamos la Etapa de Oro de muchas ramas de la ciencia debido a los grandes avances y descubrimientos que nacieron en esta época. En la Física, la figura de Albert Einstein revolucionó muchas de sus ramas. Además, los avances en electromagnetismo permitieron expandir las aplicaciones de este área de a Física.
A principios del Siglo XX, las implicaciones teóricas del electromagnetismo llevaron a Albert Einstein a la publicación de la teoría de la relatividad especial, en 1905. A su vez, la reformulación relativista del electromagnetismo clásico, llevo a la formulación de la electrodinámica clásica. Y más tarde con la consideración de los efectos cuánticos se formuló la electrodinámica cuántica.
En otra publicación de 1905, Einstein puso en los pilares del electromagnetismo clásico. Su teoría del efecto fotoeléctrico (por el cual ganó un premio Nobel de física en 1921) proponía que la luz podría existir en cantidades en forma de partículas discretas, que más tarde serían llamadas fotones.
La teoría de Einstein del efecto fotoeléctrico extendió la forma de ver la solución de la catástrofe ultravioleta, presentada por Max Planck en 1900. Las teorías de Planck y Einstein fueron las que dieron origen a la mecánica cuántica, que, al ser formulada allá en 1925, requirió de la invención de una teoría cuántica del electromagnetismo. A esta teoría, completada en la década de los 1940, se le conoce como electrodinámica cuántica (o de sus siglas del inglés, QED) y es una las teorías más exactas que la física conoce.
Se han adoptado y nombrado, por representantes de los institutos de ingeniería eléctrica de todo el mundo, varias unidades de electricidad y magnetismo las cuales posteriormente se han confirmado y legalizado por los Gobiernos de los Estados Unidos y de otros países. Así, la «V» voltio, del italiano Volta, se ha adoptado como unidad práctica de la fuerza electromotriz, el «Ω» (Ohmnio) -el enunciador de la ley de Ohm-, como unidad práctica de resistencia, el «A» Amperio, del eminente científico francés de ese nombre, como unidad práctica de intensidad de corriente, el «Henry» como unidad práctica de la inductancia, de Joseph Henry, y en reconocimiento de su temprano e importante trabajo experimental en la inducción mutua.
En definitiva, el electromagnetismo avanzó durante toda la historia de la humanidad hasta nuestros días, y nos atreveríamos a decir que seguirá avanzando durante siglos hasta poder utilizarlo como una herramienta clave para el funcionamiento de la tecnología.